HTML5 aporta grandes mejoras, pero hay que reflexionar.
HTML5 es un lenguaje de etiquetas muy potente. Aprende de los errores y limitaciones del pasado (y tal vez cometa algunos nuevos) y su uso será beneficioso para la Web.
Simplifica algunas tareas, sustituyendo toneladas de código por un soporte nativo del navegador, mejorando además los tiempos de respuesta y ejecución.
Facilita la combinación de tecnologías para la creación de aplicaciones más ricas y completas.
A la hora de ponerlo en práctica debemos tener muy presente que todavía hay quien no cuenta con navegadores que soporten HTML5, y que la Administración Pública debe informar a todas las personas por igual, con independencia de su contexto de navegación.